El mismo Borges manifestó que no le daban el premio porque en Suecia había gente sensata y él continuaría siendo el futuro premio Nobel, aunque desde el momento en que nació había dejado de ganarlo; convencido de un destino que a cada ser humano le resulta inevitable. El traductor de Borges al sueco, el poeta sueco Lasse Söderberg, atestigua que el escritor argentino le dijo en varias ocasiones que lo que más le dolía de los nórdicos no era que no lo hubieran hecho merecedor del Nobel, sino que no le otorgaran un título Honoris Causa sabiendo que había escrito tanto sobre las mitologías nórdicas.
Una combinación de factores políticos y personales fue, al parecer, la causa que marginó a Jorge Luis Borges del premio Nobel de Literatura, la máxima distinción a la que puede aspirar un escritor.
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